Ley del cine y los incentivos fiscales en España

Mayor seguridad Jurídica.

Con la Ley del Cine aparece un apoyo a la actividad cinematográfica no sólo en su vertiente pública como hemos visto ahora con la entrega a “priori” de las ayudas, el apoyo adicional de 16 millones a las amortizaciones y el reajuste de las mismas. También aparece un apoyo a la vertiente más industrial y comercial del cine.

Una de las ventajas más importantes a mi parecer de esta nueva Ley del Cine es que intenta hacer lo mismo que nosotros en Filmarket Hubque trabajamos sobre la optimización del producto, pero a nivel legal. Es decir, intenta corregir la forma de actuar tan dispersa (habitual en el sector audiovisual) centralizando y creando cuatro fundamentos principales en los que gira la Ley.

  1. Define el sector y establece el apoyo que brindará en la producción, la distribución y la exhibición.
  2. Establece mecanismos que evitan el caos y el desequilibrio que tiene actualmente el sector.
  3. Incluye a las nuevas tecnologías, contenidos, formatos, etc. dentro de este marco jurídico.
  4. Expresamente apoya y protege a los creadores de las obras, reconociendo la autoría de los mismos ya que son la fuente de origen y motor de la industria.

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En la Ley de cine se puede ver como han establecido varias medidas, entre ellas las de carácter económico que dan como resultado ese fortalecimiento de la industria. Medidas de carácter tributario, previamente recogidas en la normativa tributaria vigente, que la Ley del Cine viene a reforzar. Concretamente estamos hablando de:

1. La Ley del Impuesto sobre Sociedades, la deducción por inversiones cinematográficas
2. La Bonificación por la exportación de producciones cinematográficas.

La Ley del Cine incluye la posibilidad de la Deducción en regla general fijando los tipos de deducción del productor y del co-productor financiero en el 18% y 5%, respectivamente. A excepción de Navarra y Canarias que ofrecen un 35% y 38%. Estos incentivos únicamente serán de aplicación en aquellos supuesto en los que la inversión se haya realizado en producciones de largometraje o series de televisión españolas. Además, el 50% de coste de producción se tiene que hacer en España y, en el caso de la península, se puede hacer una deducción del 20% sobre el primer millón y el 18% sobre el resto. Importante tener en cuenta que sólo pueden participar autónomos o personas jurídicas y que hay un límite máximo de presupuesto de la película que están en los 15 millones.

Agrupaciones de interés económico o AIE’s cinematográficas. Como decía el cine no es sólo una manifestación artística de una sociedad, es también un sector estratégico para la economía del país ya que no sólo es generador de empleo, PIB, sino que también atrae fuertes cantidades de inversión extranjera y colabora activamente en la creación de “La marca España”. Este reconocimiento estratégico del sector lo vemos en la mayoría de los países, en especial E.E.U.U, Inglaterra o Canadá que gracias a ese pensamiento, actualmente siguen contando con las industrias cinematográficas y audiovisuales más fructíferas a nivel económico en todo el mundo.

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La AIE cinematográfica aporta más ventajas que desventajas. La principal es el tipo de estructura de las que se componen que permiten alinear a la producción de una película española con la del modelo anglosajón de transferable tax credits.

Es por esto que las AIE’s cinematográficas juegan un papel importante en todo este nuevo panorama que se le presenta a la industria española. Crean un nuevo marco atractivo para la iniciativa privada que, correlativamente, ayuda a reducir el peso de la iniciativa pública del sector. Incluso la propia Ley de Cine le ordena al Instituto de la Cinematografía y de las Artes audiovisuales (ICAA) a fomentar la constitución de Agrupaciones de Interés Económico (AIE).

Este sistema incentiva a empresarios ajenos a la industria del cine y el audiovisual a que participen en la financiación de la obra como un productor más, pudiendo acceder gracias al régimen de “transparencia fiscal” aplicable a la AIE a la deducción que comentamos, y aquí viene mi ventaja favorita de esta Ley de cine:

Los inversores potenciales no medirán el retorno de sus inversiones exclusivamente al resultado económico de la explotación de la película, sino que ahora cuentan también con la certeza de la repercusión de al menos una parte de su inversión (la que se obtiene en la deducción).

Finalmente, ya no podemos negar que tenemos una Ley en nuestro sector que mejorará la participación privada en la producción cinematográfica porque un marco jurídico equivale a seguridad jurídica lo que siempre despierta el interés de los inversores. Por simple lógica, a mayor seguridad mayor confianza en invertir y mayor fortalecimiento de la industria. Así que admitámoslo, vienen buenos tiempos para la cinematografía española.

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Aún así, no podría cerrar este post sin dejar una importante reflexión. Quienes nos definimos como profesionales del sector cinematográfico y audiovisual no debemos aprovechar este nuevo empujón para volver a los antiguos hábitos de producción. Es responsabilidad nuestra, y no del Gobierno, ser lo suficientemente inteligentes y aprovechar este tirón para levantar una nueva industria, más solida y sostenible en el tiempo. Aunque es verdad que esta nueva Ley está diseñada para evadir la picaresca española y apalear eso malos hábitos no es razón suficiente para no auto-exigirnos a nosotros mismos a ser mejores profesionales y crear el tejido suficiente que se merece el talento español cinematográfico.

El modelo de las AIE’s existe en nuestro marco legal desde hace 20 años, no es algo nuevo que apareció de la noche a la mañana cuando se recortaron las ayudas públicas. Se puso de moda por esta razón y empezó a florecer la verdadera razón de por qué toda una industria que generaba millones de euros se resquebrajó por completo al ser vulnerable y dependiente de la economía del mundo y del país, y lo que es peor, dependiente de la política.

Hagámonos con nuestra industria, incentivemos el libre comercio y diminuyamos esa dependencia a las ayudas públicas, cambiándola por un inicio de algo grande. Que ya no existan productores con películas detrás que no sepan que es una AIE o cuáles son los incentivos fiscales que ofrece el país. A esos productores les respondo – Sí existen y sí funcionan-. Unámonos para crear los beneficios que hagan que el Gobierno no pueda voltear la mirada y obviar que por simple lógica, si re-introducen mejores inventivos fiscales, al menos de un 20% o un 35%, harán de esta práctica una mejor inversión para el sector privado y les llegará, incluso a ellos, más dinero. Colombia y México lo tienen desde hace años y ahora son el motor Cinematográfico de toda América latina.

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Hasta la semana que viene.

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